Un aire helado en la llama.
Cuando las hojas del silencio
acarician las piedras del castillo
a medianoche,
luces de agua se encienden
bajo los arcos en sombra
de un tiempo que ya no está.
Puertas que se abren a medio camino
cuando creías que el cielo
se había cerrado para siempre.
Un pájaro canta.
***
El océano inmenso
ha acariciado tu rostro
con agujas de silencio.
Un cántico antiguo
que resuena en las paredes
de tu pecho ahora abierto
a los secretos de la noche
que susurra
a la madera de los árboles
que silban
a la aventura de una vida acompañada
por las luces de los astros
en la cueva.
***
Era un lugar en que el tiempo
caminaba distinto.
Un aire luminoso y transparente
acompañaba la caída de las hojas
del otoño
que dibujaban con sus manos
de horizonte
una tarde de sorpresas en el rostro.
***
Seguíamos un hilo
descosiéndonos las carnes
en la tierra.
Despedazados de mañanas
cantábamos las sombras en la noche
que quería enseñarnos sus costuras,
sus tiritas impregnadas de la luz anaranjada
que atravesaba las heridas.