viernes, 25 de agosto de 2017

¡Altisimamente recomendable!




Si cada uno de nosotros respondiera a sus autenticas vocaciones como es debido, el mundo iría infinitamente mejor. ¡Pero qué dificil llegar a discernir la propia vocacion...!

viernes, 18 de agosto de 2017

Barcelona 2017

Se ha abierto una herida
en el corazón del mundo.

Calles maltratadas
ruedas de molino
que recogen sangre
junto a negras aguas.

Pero en el silencio
de la noche oscura
nace una mirada
transparente y clara
que con su sonrisa
vierte un agua limpia.

Barcelona mira
triste sus entrañas
y en silencio aguarda
a que sane la herida.

sábado, 12 de agosto de 2017

Archirealismo


    Lágrimas blancas sobre la tierra húmeda. En el silencio de la medianoche, una constelación de sonidos que murmuran cánticos antiguos desde el corazón de la ciudad. Hay en el centro del jardín un grupo de palmeras silenciosas que escuchan el rumor de la tierra. Contemplo las flores abiertas sobre el muro. Alguien ha llamado a la puerta al observar que tu sonrisa por un momento se detenía y que desde el interior de una mañana de noviembre cantabas a la medianoche un poema que tal vez aprendiste tiempo atrás. A veces te preguntas qué sentido tiene la espera y te respondes que el único sentido es el de componer una canción de cuna que haga más llevadero tu transcurrir por el tiempo del mundo. Pero las paredes son duras y el tiempo es largo y fatigoso bajo el sol. Se esconden las lagartijas entre las piedras y los arbustos. Y el momento en que se abren las compuertas de una historia que no crees haber vivido tú, se abre bajo tus pies un abismo de silencio y locura, abocándote al sinsentido y al dolor.

Recuerdo de Taormina


     La cabeza de Medusa espera vigilante en las entrañas del volcán. Lágrimas de lava negra acarician el agua con su aristas y fragmentos afilados de tierra se recortan sobre el sol vespertino. A lo lejos humea la cúspide el Etna manifestando su estado latente dispuesto a la erupción. La tierra tiembla. Pedazos de piedra caliente a la espera de ser devorados por la sal. 
     Desde las ruinas de un teatro griego oteamos la distancia infinita de luces que parpadean, barcos de crucero sobre la superficie mercúrea de un mar ya negro. Las personas enmudencen ante tanta belleza. Belleza de la naturaleza teñida de un pasado histórico mitológico que revive en cada esquina, en cada roca, en cada movimiento de la ola al estallar sobre los escollos del volcán.
      Y en este grito de la historia desde las entrañas de la tierra, en el centro de las ruinas que contemplan alucinadas un paisaje indómito, se alza majestuosa la orquestra que, entre movimiento y movimiento, eleva un único sonido hacia las estrellas. Así, fragmentos de madera extraídos de los árboles y transformados en instrumentos cuyas cuerdas asemejan al hilo de pescar, nos orientan hacia el cielo invocando las presencias transparentes que danzan en esta noche estival. Hay un temor humano a aproxiamarse al corazón de la música, de modo semejante a como el cuerpo se estremece al contacto con el agua de mar. Se mueven dentro de cada una las incapacidades, los deseos, las incertezas, como si en los ojos de quien ha realizado el máximo de sí, puieran verse reflejadas nuestras carencias.
   Enmudecemos ante la belleza del paisaje como enmudecemos ante la mirada de quien ha visto demasiado, o ante el rostro de medusa. Tal vez la lección del Etna consista precisamente en esto: enseñarnos a perder el miedo a la muerte a que la contemplación inmediata de los ojos de Medusa nos conduciría sin piedad.