Se han volatilizado los sueños
de cientos de cicatrices.
Cuerpos somnolientos que esperan
pacientes
bajo las luces.
Entre el cemento y los árboles
crecen rosales dorados
miradas de fuego que alumbran
deseos en la oscuridad.
¡Vuela, luciérnaga, vuela!
Resuena a veces una música,
de estelas en el océano,
sombra de pálida espuma
el mástil apuntando hacia el cielo.
Ciñes un timón de madera,
cubierto de acero y de cuero.
Solamente tienes que abrirte:
serás agua clara y luminosa
sobre una estrella de plata.
Allí, el corazón del silencio,
revela misterios antiguos.
Sólo en el callar de tu cuerpo
besado por el espíritu
renacen tus sueños
tu alma
tus gritos.
***
Eleva tus pasiones
hacia cúspides de agua.
Mira las derrotas en tierra,
abrázalas con tus heridas
acúnalas como si fueran
niños enfermos y huérfanos.
Acaricia las derrotas
que han apagado tus sueños.
En ellas descansa la gloria
de los descartados en vida.
El oro en los ojos de aquellos
que fracasan con dignidad.
En esos rincones oscuros
habita la humanidad perdida,
diamante escondido en las minas,
luz de la Realidad.



