miércoles, 14 de octubre de 2015

Sobre la verdad y la belleza


     "La situazione del mondo non ha a che vedere soltanto con la giustizia e la bontà, ma anche con la verità e la bellezza -- belleza che si situa tra la bontà e la giustizia, come dice Marsilio Ficino (De amore, II, 1). Forse all'oblio della dottrina classica dei trascendentali (l'essere in quanto tale è uno, bello, vero, buono), dovuto alla frammentazione della conoscenza, è da ascrivere il carettere spesso violento della passione per la giustizia e l'aspetto invece mite della ricerca della verità e del bello. La degradazione della bellezza a mero estetismo può esserne un segno. Il contributo interculturale e qui importante"

Raimon Panikkar, La pienezza dell'uomo. Una cristofania, p. 28

     Ante esta reflexión cabe preguntarse, ¿qué es lo que hace que al hombre y a la mujer occidentales modernos les resulte tan difícil no tanto la búsqueda de la verdad y de la belleza como la capacidad de vivir en consonancia con ellas? Creemos que hay aquí un matiz importante, puesto que la cuestión no es buscar, sino partir de aquello que en realidad está ya en la base de nuestros movimientos más esenciales pero que no reconocemos porque hemos perdido la capacidad de mirar el mundo con inocencia (cfr. "Maria" en Espiritualitat, el camí de la vida, Fragmenta Editorial, p. 155) 
     Y aquí hay una palabra clave que Panikkar no pronuncia: la gratuidad. El creciente mercantilismo que se ha ido apoderando del llamado occidente moderno (denominación que nos parece una abstracción alejada de la realidad concreta de las personas) no impide la búsqueda de la belleza y de la verdad, pero dificulta el reconocimiento de que son ellas quienes están en la base de nuestras vidas. El problema se encuentra en buscar, puesto que toda búsqueda es signo de una carencia. De ahí que resulten tan valiosas en nuestros días aportaciones como las del filósofo Pierre Hadot, que siguiendo a Bergson se esfuerza por aprender a "mirar ingenuamente en sí y entorno así." (cfr. La filosofía como forma de vida, Alpha Decay, 2004). Pero para ello es necesario ante todo expulsar a los mercaderes del templo.


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