martes, 17 de enero de 2017

Ezio Bosso y el gesto


      En una entrevista con motivo de un concierto benéfico en el Teatro Comunale de Bologna para las personas afectadas por el terremoto del sur de Italia, Ezio Bosso dice: “La música es un gesto.” Palabras que nos conmueven especialmente, después de haber visto a Ezio Bosso interpretar en el Teatro Soziale de Gualtieri y reconocer en su gestualidad una  manifestación incuestionable de algo divino. Si hablamos de la manifestación de algo divino en Bosso, estamos hablando de algo que es el polo opuesto a la idolatrización o endiosamiento de una persona. Es precisamente la humanidad de Bosso, su conciencia de que lo que para él constituye la Institución más elevada, es decir, la música, lo que le permite este contacto con aquello que siendo humano, a su vez lo trasciende. Y por eso la música de Bosso tiene un fuerte poder simbólico: nos pone inmediatamente en contacto con la dimensión sagrada de la vida. Y es que Bosso, como dice él mismo de uno de sus grandes referentes y maestros, John Cage, tiene algo de chamán. Se convierte, en el momento en que se sienta frente a su fiel compañero Steinway & Sons, en un mediador entre el cielo y la tierra, y con los pies bien arraigados en la tierra consigue ser portador de una luz que alcanza a su público haciéndolo partícipe de su propio proceso de creación y transformación. Es en este sentido que la música de Bosso es un gesto por excelencia: aquel de poner al servicio de los demás lo mejor de sí mismo.   


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