Una conciencia elevada no consiste en poseer más o menos dones, sino en saber aplicarlos y convertirlos en lo que son: algo dado. Una conciencia que disponiendo de muchos dones no se hace capaz de darlos, es siempre inferior que aquella que teniendo menos los da todos. Y toda conciencia se hace igual a otra en la medida en que da todo lo que tiene. No poseer absolutamente nada: la conciencia nace aquí.
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