Caminar,
caminar,
caminar.
No importa adónde
ni desde dónde,
importa el paso
que ahora ligero
no se detiene
ni mira atrás.
Caminar,
caminar,
caminar.
En soledad
o acompañado,
bajo la luz
del mediodía.
En plena noche.
Entres las calles
de la ciudad extraña
o en la extañeza
al redescubrir
un paisaje conocido
como si no lo fuera.
Caminar,
caminar,
caminar.
Y que los pasos inciertos
indiferentes
a su destino
gocen tan sólo
al verse alzarse
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