domingo, 5 de abril de 2020

Anhelo


Dios habita en las cosas minúsculas. Por eso son las decisiones minúsculas las que nos alejan o nos acercan a Él. Esos pequeños síes a la vida que decimos cuando decidimos pararnos un momento a escuchar. Y esa misma cosa que estábamos haciendo, ya sea limpiar la casa, preparar una clase, escribir un relato o cocinar, decidimos hacerla a fondo, a conciencia, con esa atención que es posible solamente en la lentitud que nos permite apreciar el valor infinito de cada instante…
Son esos síes casi imperceptibles, que con sus pausas nos devuelven a lo más simple, lo único que nos permite vislumbrar lo más grande, lo ilimitado, en lo minúsculo. Una caricia del viento en la piel, el calor de los rayos del sol, el suave balanceo de la ropa tendida, los latidos pausados y ardientes de un corazón que no anhela nada más que seguir amando infinitamente la vida, con todo lo que contiene, en su belleza o en su dificultad, o en el sabor dulce que a veces nace en el corazón mismo de la amargura.

Está es la canción que estaba escuchando mientras escribía el texto:
https://www.youtube.com/watch?v=rzCAJqcKBjo

FELIZ DOMINGO DE RAMOS!!!

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