Fidelidad,
acaba la jornada.
Danzan bajo la
lluvia los silencios
y alegres
navegan de noche las palomas.
He soñado que
el horizonte se aplacaba,
que una tregua
transformaba los días
como a veces
transformo en sueños la palabras.
He visto cómo
ardían tus entrañas
al tiempo que
el color de la mañana,
¡cielos!, se reflejaba
en tus pupilas.
Se prolongan
los cantos en invierno
ahora que la
tortuga silenciosa
desenvaina la
espada
mientras un
cántaro de azul plomizo
se disuelve ya
entre las aguas.
Mientras tus
ojos ahora en calma
miran el mar
tras las cortinas
y la luz
cálida de la mañana
se deshace en
tu entraña, como espinas.
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