Volver a empezar. In medias res. Simplemente dejando que la luz del río se escurra entre los dedos como cuando en medio de la noche la luna llena irrumpe con sus rayos en el corazón del estanque tranquilo.
Cierras los ojos, y cuando los abres el reflejo de la luz sobre el agua se ha convertido en una silueta iluminada de azul. Parece que en su espalda se insinúan sus maravillosas alas de color plateado, que lentamente se agitan intentando contener lo mismo que contiene una caja agujereada por la que ha penetrado el agua de la lluvia.
Sí. Es más difícil cuando el flujo tiene que manifestarse en palabras. Los colores, los sonidos, tienen la inmediatez de la que ésta carece.
Pero nuestra misión es esta: hacer de la palabra luz, sonido, colores, tacto. Porque llega un momento en que de lo único de los que se trata es de tocar y de dar forma a un cuerpo. Esculpirlo, conocerlo, recorrerlo, penetrarlo, incluso hacer que sea él mismo quien penetre la materia.
En la música hay lenguaje, en el canto hay lenguaje, en la poesía hay lenguaje, la pintura es lenguaje, inmediatez de la materia que se imprime sobre la materia, sin conocimiento previo de un lenguaje, tal vez sólo mera exploración instintiva.
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