Al Nanu, de Cadaqués
En la hora en que la juventud comienza a declinar
En la hora en que la juventud comienza a declinar
Paseas tu recuerdo por las calles y avenidas
Mientras la luz del sol se cuela
Entre las hojas de los árboles de otoño.
Te preguntas dónde se fue lo que no está
Y lo que queda todavía de avenida,
De la calle cuyo final intuyes ya
Pero que todavía no imaginas.
En este atardecer temprano de tu vida
Te acompaña fiel y sincera la guitarra
Se cuela la madera entre las tazas de café
las sonrisas silenciosas de los viejos,
Las redes olvidadas por los niños.
Hoy te has levantado con el alba
Y has mirado con calma el agua oscura
Recordando aquel tiempo aun cercano
En que siluetas de barcas y de redes
De pescadores ancianos y salados
Iluminaban la bahía.
Rocas acariciadas por el agua
Han ido esculpiendo lentamente el recuerdo
¿Te imaginas cómo será esta costa árida
Sin su soledad, sin
sus rostros ancianos
surcados de arrugas por el viento y por el mar,
y los ojos que atestiguaban lo infinito?
Pronto las barcas de los ricos
-ricos que no tienen ni historia ni pasado-
Inundarán con el ruido de sus motores la bahía
Y los cuervos en la madera de los mástiles
Tañerán canciones sombrías.
Tal vez quede todavía entre las sombras
Una mirada azul perdida
Que pueda devolverle al mar el agua pura
Y a las costas su soledad salvaje
Y tal vez vuelvan así a gritar al viento las gaviotas
Con un silencio antiguo, susurrando,
Nuevas, cálidas melodías.
Las cantarán quizás los nuevos marineros
Capaces aún de navegar sin mapas y sin brújulas
De perseguir la última estrella de la noche
Y celebrar el nuevo día.
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