Recoger pedazos esparcidos
de la vida y comprobar
cómo fragmentos de luz
claman en el silencio,
desde una ventana
con las cortinas corridas.
Bastaría correr el velo
para auscultar los sonidos
despiertos de la noche,
mientras abrazos de fuego
queman los libros antiguos
cediendo el paso
a las páginas blancas
del nuevo día.
***
No mirar atrás
ni escuchar el zumbido
de las abejas que todavía
non han podido
recoger la miel del invierno.
Hay fuegos que sólo
unos pocos despiertos conocen,
capaces de quemar las pupilas
de las miradas del mundo.
Ojos que te hacen pender
de una cruz,
y que no ven que esa cruz
es la condición
para la Nueva Vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario