martes, 26 de diciembre de 2023

Silencio

      He esperado durante tanto tiempo la quietud, el silencio, este espacio en que las cosas, de nuevo, empiezan a hablar. Todo se manifiesta en el silencio: los latidos del corazón, a veces encendidos por la sed, resuenan en el espacio como un grito de dolor, demasiado a menudo apagado por los rumores del mundo. Grita porque en el fondo es consciente de no haber encontrado su lugar y no sabe dónde buscarlo. Existe en él la intuición de un lugar mejor, más verdadero, más fuerte, más justo. Un lugar donde latir con toda su intensidad, al ritmo del universo, y desde el cual coordinar la única armonía capaz de dar sentido a su paso por el mundo. Se sabe adormecido pero anhela profundamente estar despierto. Y soñar. Y elevarse por encima de los pasos que lo sujetan a la tierra para contemplar el mundo desde lo alto, y derramar tal vez sus lágrimas de color rojo sobre las cimas nevadas de las montañas, el curso transparente de los ríos, hasta alcanzar el mar. Y entonces, pero sólo entonces, descansar, mecido por el ritmo incesante de las olas que resuenan en sus propios latidos. Y entonces, pero sólo entonces, callar. Escuchar el silencio, la quietud; este espacio en que de nuevo las cosas empiezan a hablar y te susurran secretos antiguos al oído.

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