Hubo un tiempo
en que me parecía imposible
ser feliz.
Un tiempo sembrado
de egoísmo
de tristeza,
de oscuridad.
Tenía todo
y no tenía nada más
que un dolor,
un vacío.
Pero creía que existía algo más,
aunque me parecía imposible.
Ahora soy inmensamente feliz
porque he sufrido
y sé que también el sufrimiento
se puede abrazar.
Una sola es la fuente
de esta felicidad:
la certeza, clara, experiencial
de que el Amor existe.
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