Destrucción.
Muerte.
Destrucción.
Nada lo justifica.
La tierra tiembla
de dolor.
Ojos sin lágrimas
huyen de las imágenes
de fuego y heridas.
La historia se repite
sin palabras
sin solución.
Todos miramos
impotentes
lo que se avecina.
Noches sin tiempo
y el cielo iluminado
por el ardor,
por las heridas.
Con lágrimas y sin palabras
se hace necesario decir,
pronunciar un grito,
estrépito silencioso
y desgarrador.
Muerte y destrucción.
Ansias de poder
de una mente enferma y fría,
carente de humanidad.
Sin lágrimas en los ojos
llora el corazón
al ver el frío,
el abandono
la acogida.
Humanidad abierta
en condiciones inhumanas
pero con discriminación.
Somos todos humanos:
blancos, negros y amarillos.
Un silencio que grita
y no calla
aunque su voz se pierda
en el vacío.
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