Era un silbido silencioso
en el clamor de la medianoche.
Un perfume de leña oculta,
como una hoguera encendida
que al ascender hacia el cielo
tiñe de fuego la negrura
de un cielo cuajado de estrellas
en una noche sin luna.
Era un murmullo de viento,
una caricia en la cuna,
era un misterio sin tiempo
una voz en la mano desnuda.
Te miré y me miraste en silencio
y en aquella imagen de ternura,
de noche, de luna y de viento,
con tu mano sobre la cuna
comprendiste sin comprender
el misterio.
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