No es decir lo que quiero,
sino callar.
Y si alguna palabra brotara
de mis labios marchitos,
que sea solamente
para recortar
perfiles de un silencio
que anuncia.
Sostener el silencio
es a veces más difícil
y doloroso
y doloroso
que el ruido.
Hablar, indignarse, gritar.
Nada en comparación
con el esfuerzo que requiere
abrir los oídos.
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